Sabor que une y trasciende: la carne de puerco ha sido el alma de la cocina mexicana a lo largo de generaciones.
¿Sabías que la cocina mexicana, es reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad? No sería la misma sin el sabor profundo, jugoso y generoso de la carne de puerco. Detrás de cada platillo hay una historia desde la abuela que enseñó a marinar con naranja agria, el padre que preparaba carnitas los domingos, la receta familiar que se guarda como tesoro o esa comida típica para festejar un 15 de septiembre.
México es sabor, tradición y fiesta. Qué mejor forma de celebrarlo que con sus platillos más emblemáticos. La carne de puerco acompañada por una mezcla única de especias y técnicas tradicionales, se transforma en pozole, tacos, tamales, cochinita y mucho más.
¡Descubre con nosotros los sabores que le dan vida a nuestras fiestas patrias!
- Pozole rojo: originario de Jalisco, se consideraba un platillo ceremonial en tiempos prehispánicos. Está hecho a base de maíz cacahuazintle, carne de puerco, orégano, laurel, comino y pimienta. es servido con lechuga y rábano.
- Cochinita Pibil: su color rojizo es característico del achiote y su nombre viene del maya pib, que significa “enterrado”; la preparación que tiene este platillo lleva carne de puerco marinada en achiote y jugo de naranja agria, envuelta en hoja de plátano y cocida al horno o bajo tierra, algunas de las especias que utilizan para su preparación son: canela, comino, clavo, pimienta y orégano.
- Tacos de pastor: este platillo tiene sus orígenes en la influencia de la cocina libanesa, específicamente del shawarma. Su preparación incluye: orégano, comino, clavo, pimienta, vinagre blanco y variedad de chiles junto con la carne de puerco marinada y cocida en un trompo. Se sirve en tacos con piña y cilantro.
- Tamales con carne de puerco: este ingrediente ha sabido contar la historia de un país que mezcla culturas y sazones.
En cada rincón de México, desde los puestos callejeros hasta las cocinas tradicionales, hay un aroma inconfundible que despierta recuerdos, reúne familias y celebra nuestras raíces: el de la carne de puerco.
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Más que un ingrediente, es un símbolo de nuestra identidad gastronómica, una herencia que se cocina a fuego lento y que atraviesa generaciones.
La carne de puerco es eso: tradición viva, sabor que une, legado que se saborea. Porque celebrar a México también es celebrar lo que nos alimenta, lo que nos representa, lo que compartimos en la mesa.
Con orgullo y sabor decimos: ¡Que viva México, que viva nuestra cocina… y que viva el inigualable sabor de la carne de puerco!